miércoles , 15 enero 2025
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Experiencias heladas

Quién no ha tenido la experiencia de vivir situaciones con las cañas, carretes y alarmas heladas? Son momentos que hemos vivido en alguna ocasión en nuestra sesiones, como yo estas navidades pasadas.

Estaba disfrutando de una sesión en Iktus, un sitio muy conocido por muchos de vosotros. Ésta ha sido la primera vez que iba en pleno invierno. Veo como desaparece el sol y empiezan a bajar las temperaturas, y conforme pasa la noche voy a echar un vistazo y lo veo todo como si de repente lo sacaras del congelador, ¡helado!

Lo primero que se me pasa por la cabeza es: ¿si hay una picada funcionará todo bien? Pues sí, funciona aunque sea despacio, ya que todo está congelado. A la hora de echar mano a la bobina, mano en la caña y a continuación a la manivela del carrete, notas una gran sensación de frío en las manos, como si se pegaran a la caña. ¡Ésta es una situación de las que me gustan!

Sentir ese contacto y al mismo tiempo notar al pez en la línea durante la lucha, es algo que siempre llevaré en el corazón. Cuanto pienso que está todo congelado, hasta el nylon, que ves que la línea es más gorda que la que queda en el carrete, lo primero que pienso es “¡madre mía, como tenga una picada con el hilo completamente helado veremos!”.

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En esta situación es como si se hubiera detenido el tiempo por unas pocas horas, son momentos mágicos, pienso yo. Son bonitos de vivir en nuestras jornadas, pero también hay que tener precaución cuando el hielo que se ha formado en nuestro equipo es abundante. La situación se complica con respecto al material, pues ves que la ruleta de la alarma está totalmente congelada y por tanto bloqueada, en la caña y el carrete hay capas y capas de hielo… no hay más remedio que tener más cuidado para no forzar el equipo, ya que por muy bueno que sea puede sufrir algún daño (algún corte en la fibras de la caña, en la cerámica de las anillas, etc.).

Las jornadas de invierno y a -0º son duras, pero bonitas. Hay que saber aguantar, pero te recompensa con momentos especiales. Es algo, como suelo decir en alguna ocasión, que sólo entendemos los amantes de la pesca.

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