Este frío tiene locas a nuestras carpas, pero he aprendido que el otoño-invierno es época de buenos carpones.
Aunque obviamente el tamaño de nuestras capturas no es relevante, lo que realmente importa es disfrutar de su lucha, de su suelta. Y también del ambiente en el que nos mimetizamos por unos días de paz y tranquilidad.
SESIÓN OTOÑAL
En esta penúltima sesión buscando mi record de carpa (el cual aún no he conseguido), pude engañar a esta preciosa y deforme carpa de 19 kg. Como comentaba, el frío activa mucho a las big mamas y la más pequeña que quiso salir en esta sesión fue una redondita común de 10 kg (para mí, eso ya es una señora carpa).
He de decir que me sigo sorprendiendo con estas carpas que salen tan deformes de tripa… ¿Será culpa nuestra? ¿Deberíamos cuidar más su alimentación? ¡Mi abuelo me echa cada bronca por ello!
Sólo se que esta carpa me hizo disfrutar, y que el frío no se nota cuando la alarma suena.
¡Con un total de 6 picadas y 4 carpas en la moqueta, puedo darme por satisfecha! Y es que cuando más disfruto de esto es cuando mi abuelo ve mis fotografías, se le cae la lagrimilla y se siente orgulloso de sus nietos. Seguimos sus pasos, respetando todo lo que nos rodea.
Un entorno sano y limpio siempre se agradece.