Ésta es la primera carpa que cogí, no pesqué, ¡pero fue la que cambió algo en mí y me hizo ver lo que de verdad me gustaba!
Yo pescaba al lucio y el bass. Iba con mi chico, que pescaba al carp y yo me iba a pescar con mi cañita. Estábamos en Orellana y al caer la noche llegó una buena tormenta. En ese momento sonó la alarma… no sabría cómo explicar la picada porque no conocía nada de esta pesca, no sabía nada de líneas, ni de bajos, ni siquiera lo que era un plomo. Pero salí corriendo a ver en qué podía ayudar.
La verdad es que no parecía que iba a ser una buena experiencia: lloviendo con truenos, empapados, descalzos y sin bivvy. En aquella época sólo contábamos con una sombrilla de playa que cubríamos con un toldo azul de esos de plastiquillo. Pero no sólo eso, ¡tampoco teníamos bedchair y dormíamos encima de las fundas de las cañas!
Metimos el pez en un saco de retención hasta la mañana. ¡Había liado todas las líneas está señorita, pero bien liadas! Y la tormenta no pintaba nada bien.
Pero todas las desdichas se desvanecían al ver ese pez tan bonito… ¡Era como haber pescado una ballena! Era el pez más grande que yo había tocado. ¡Estaba nerviosa, no sabía si mordía o no! Y devolverla al agua fue ya el colmo del carpfishing. Aprendí que no hacía falta hacer daño para disfrutar. ¡Me quedé prendida!
Desde ese día no he vuelto a coger la caña del bass. Me interesé en aprenderlo todo sobre esta modalidad, montajes, cebos, sitios de pesca, cómo viven las carpas, cómo y cuando se activan… Y poco a poco me hice con el equipo necesario, sobre todo bivvy y bedchair…
¡Un saludo amigos!