Muchos pescadores tienen sus preferencias sobre pesca en río o en embalses, yo me decanto por el río ya que esconde muchos secretos y creo que me siento muy orgulloso de trabajarme un lugar donde nadie haya pisado jamás, para tener grandes resultados.
Cada vez que consigo una captura en estas zonas vírgenes soy el más feliz del mundo, ya que lleva mucho tiempo y trabajo pescar en estas circunstancias. Os pueden pasar muchas cosas, desde visitas de animales a fenómenos meteorológicos… como me paso a mi en esta sesión.
Para mi hay unos factores importantísimos para la pesca en río, y es en lo que me voy a centrar en este artículo.
LOCALIZACIÓN
Cada vez que hago una sesión en zonas de río me gusta observar en los alrededores para próximas salidas, sobre todo buscar sitios inaccesibles para otra gente y que no hayan sido pisados nunca.
Tras localizar un sitio, toca empezar con el cebado. Muchas veces me toca andar un buen rato, abriéndome paso hasta la orilla para empezar a cebar, pero sin abrir el puesto. Este detalle es crucial, pues ya sabemos como se las gastan algunos “compañeros” de afición. Puede que alguien vea el paso hasta la orilla así que disimula algo que has cebado. Si llegan al puesto, que no vean restos de cebo por el suelo, etc. Ya abriré el puesto el día que vaya a pescarlo.
Me paro junto a la zona que voy a empezar a cebar y observo movimiento de peces, la vegetación que hay en las orillas para ver su alimentación, la corriente del río, posibles refugios de los peces, etc. También me fijo en la hora que es, ya que repetiré este cebado tres veces en una semana cebando a la misma hora para acostumbrarlas a comer a esa hora.
Este detalle tiene su explicación: la mayoría de ríos presentan actividad nocturna y es cuando tienen lugar las picadas. Cebando de manera regular durante el día, ganamos opciones de que podamos conseguir un pez antes de que se ponga el sol.
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Artículo completo publicado en la revista CarpMAG #16.
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