Desde el 2010 hasta el año pasado he estado compitiendo. Empecé junto a mi novio en nuestro club de siempre, Neupesca, actualmente CarpNavarra. Me acuerdo de los primeros concursos, llenos de nervios y expectación. Solíamos hacerlos en el río Ebro y casi siempre en el mismo escenario. Era bastante accesible con el coche y siempre daban la cara los peces. Las primeras veces, como es normal, estábamos más perdidos y cada captura era una alegría. Con el paso del tiempo fuimos conociendo mejor el río, los cebos y los montajes, aunque solíamos pescar de manera simple pero buscando las mejores posturas sin parar hasta encontrarlas.
La competición te exige siempre un poco más, no te puedes conformar con lanzar las cañas y esperar. Si no hay resultados, hay que cambiar los cebos, buscar otras posturas y modificar lo que sea necesario para que la situación cambie. Todo esto te hace aprender cosas muy útiles para otras sesiones de pesca: tocas escenarios diferentes, pescas a veces con complicaciones…
Otra cosa muy importante es la cantidad de gente que conoces. Lógicamente en plena competición sólo estás con tu pareja, pero siempre hay un antes y un después y estos momentos son igual o quizás más gratificantes que la pesca en sí.
A nivel personal estoy muy orgullosa de los resultados obtenidos, siendo consciente de nuestras limitaciones y del inmenso nivel que tienen muchos pescadores. Nosotros hemos podido disfrutar con algunas victorias, pero también ha habido días amargos en los que no salía adelante nada de lo que probábamos.
A día de hoy estoy un poco cansada de la presión de la competición y de los nervios que en algunas situaciones se dan. Pese a ser competitiva, me gusta más disfrutar de la pesca y de la naturaleza de forma mas tranquila, al igual que estar con los amigos en un ambiente más distendido y relajado.
Nunca olvidaré lo bien que lo pasamos en nuestra competición de más prestigio. En dos ocasiones hemos participado en el Nacional. Allí hemos conocido a gente muy grande (con la que seguimos manteniendo el contacto pese a la distancia). De ellos hemos aprendido nuevas cosas y perfeccionado otras. También pudimos viajar a nuevos destinos y conocer otros escenarios diferentes.
Por todo esto, la competición es una bonita experiencia para mí, con muchas cosas aprendidas y mil historias para el recuerdo.