Llegamos allí el sábado por la noche y enseguida nos fuimos a dormir para al día siguiente levantarnos pronto y aprovechar el día. A las 8 teníamos las cañas en el agua, la verdad es que el tiempo acompañaba, no hacía mucho aire y la temperatura era agradable.
No pensé en cebar ya que no íbamos a estar los dos días en el mismo lugar, y bajo mi parecer, no creía conveniente echar mucha comida al agua, simplemente alguna malla que acompañara al cebo.
El primer día fue algo duro, insistimos con el cebo elegido, y añadimos malla en algún lance pero las carpas no querían aparecer. Seguimos con el pensamiento de no cebar y confiando en los cebos que teníamos, añadiendo algún flotante o cambiando el tamaño del mismo. Tuvimos algún toque pero sin resultados.
Al final nos volvimos a casa sin ninguna carpa pero con ganas para el día siguiente.
Al levantarnos sabíamos que algo había que cambiar a si que a las 8 lanzamos nuestras cañas, pero el día no acompañaba tanto como el anterior, hacía más fresco y ya se levantaba el aire.
Opté por usar un cebo más pequeño, cambiando sabores, en este caso ajo, que tantas alegrías me ha dado y sin flotante.
El aire no nos facilitaba los lances por lo que más o menos estaría a unos 70 metros, y al final los cambios dieron su fruto y conseguí mi captura. Mi primera carpa del año, de unos 5 Kg.
En la mitad del día el tiempo empeoró, el cierzo no nos dejaba tranquilos por lo que nos cambiamos de orilla y allí con un gran amigo también de modalidad.
El cierzo ya no nos daba y el sol nos acompañó el resto del día.
Con este buen día conseguimos sacar un total de siete siluros, y además superé mi récord, sacando una pieza de 1,42 metros. No podía estar más contenta, superar un récord personal y además después de dos días difíciles conseguir al final mi carpa esperada.
Con ganas de preparar la siguiente sesión muy pronto y contaros cómo va.