Ya sabéis de mi afición a los animales, que me rodean hasta en mis sesiones de pesca, pero mis objetivos son los mismos que para muchos de vosotros: ¡las grandes carpas! ¡Las carpas de dos cifras! Seguro que tod@s la recordamos con una sonrisa y una maravilloso recuerdo… Yo tardé mucho en sacarla, ella vino cuando menos me lo esperaba. El 3 de enero del 2015, esa fue la fecha en la que pasé esa barrera. Cumplí una meta, mi primera dos cifras tenía que ser en mi tierra. Muchas carpas hay, pero de las que yo soñaba había pocas y eran muy difíciles de pescar.
CARPAS SEGOVIANAS
Desde que empecé con el carpfishing me empeñé en que mis dos cifras tenían que ser segovianas. Visité uno de mis pantanos favoritos pero sin éxito. Días después nos metimos a intentarlo en un sitio mágico y misterioso, un lugar en el que parece que no hay peces. Pero son demasiado astutas y no se dejan ver.
Allí pasamos unos cuantos meses tentando las carpas. De hasta 9 Kg. salían, pero más grandes no. ¡Picaban fatal! Son peces que están muy, muy poco pescados, no estaban acostumbradas a nuestra modalidad.
Algo tenía ese lugar, así que allí nos quedamos. Siempre pescando solos, un sitio que considero como si fuese de mi propiedad (jejeje).
LLEGAN CUANDO NO SE ESPERAN
Una mañana nos presentamos allí sobre las diez y media. Montamos y nos fuimos a sentarnos al solete. No teníamos fe ninguna en que ese día fuésemos a tener picada, ¡pero nos equivocamos! ¡Un par de horas después una de las cañas de mi pareja arrancó! Bajamos corriendo como locos con una cara que parecía un cuadro… Una preciosa royal de unos 5 Kg. Hicimos las fotos y de nuevo a su complicado hábitat.
Mi pareja se quedó en la línea de cañas, quería probar otro cebo. Yo me volví a sentar disfrutando de ese día precioso, pero varios pitidos volvieron a sonar. Pensé que era mi chico tensando su caña, pero no, era una de las mías. ¡A los pocos segundos arrancó! Bajé tan rápido que no veía ni por donde pisaba. La clavó mi pareja, que estaba al lado de ella y en cuanto llegue me la pasó. Una espectacular e increíble lucha fue la que tuve con ella. Al estar la carpa cerca de la orilla bajó mi chico con la sacadera pero a la primera se escapó. Vi como me miraba y me echó una sonrisa que me dejó intrigada, al segundo intento por fin entró.
Me dijo unas palabras que jamás se me olvidan: «amor ya tienes lo que tu querías y donde querías». ¡Mi cuerpo empezó a temblar en cuanto la vi! Una maravillosa royal con unos ojos saltones, una línea preciosa de escamas, una barriga generosa y una cola cortada. Una carpa especial.
No podía dejarla en la moqueta, la abrazaba, la besaba, de la alegría se me escapaban las lágrimas. No lo podía olvidar, ese día hasta bailé en la orilla.
Cuando la soltamos, decidimos recoger. Íbamos por el camino sin hablar, sólo nos mirábamos y las risas reinaban en ese momento.
NO HAY UNA SIN DOS
Desde que la vi por primera vez no paré de pensar en ella. Quería volver a reencontrarme con este pez y el 24 de diciembre del 2016 por fin lo conseguí. Un espectacular regalo de papá Noel que me brindó ese lugar. Mi segunda dos cifras fue ella.
Como ya me han dicho en varias ocasiones, esa carpa lleva mi nombre y así se quedó la piñusqui de ese lugar…