Todo el mundo conoce el embalse de Orellana. De siempre ha sido un clásico, pero así como otros antológicos han perecido en el olvido, Orellana ha sabido mantenerse en la actualidad del carpfishing. Aunque ha tenido sus vaivenes, sus épocas doradas y sus épocas flojas, actualmente este embalse da muy buenas capturas a quien sabe buscarlas. Y por supuesto, a quien sabe trabajárselas.
Pero hace muchos años, la cosa era muy diferente. Los que somos de la zona recordamos aún a aquellos pescadores que cubrían las orillas con cañas, incluso poniendo muchas de pie. Era muy típico ver unos pocos pescadores que abarcaban un buen tramo de orilla con un enjambre de cañas dispuestas cada pocos metros.
Era la época del captura y “pa casa”. Con una tradición nefasta que venía de muchos años atrás, tanto lucios como carpas se llevaban a casa para comérselos. Y claro, con una legión de cañas, algún pez picaba en el anzuelo, sólo era cuestión de tiempo. Las capturas eran amarradas con una cuerda por las agallas hasta el momento de volver, y algunas carpas eran de buen porte, superando los 20 Kg.
Pero estas malas prácticas son algo que en prácticamente el 100% de los pescadores ha caído en desuso, sustituido por una filosofía de respeto al pez, captura y suelta.
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Avance del artículo que será publicado en el próximo número de CarpMAG.
Ahora orellana se ha convertido en un campo de guerra entre carperos y basseros, soy de la zona y apenas voy por no discutir con nadie, una pena…