Todos hemos oído, leído, visto o practicado de manera inconsciente en alguna ocasión, la pesca al acecho de la carpa, o como se la conoce por su anglicismos, stalking. Pero aunque el carpfishing es un fenómeno que no para de crecer en nuestro país alimentado por la gran difusión sobre él en revistas, webs y blog, el stalking sigue siendo un gran desconocido para la mayoría de aficionados de nuestro territorio. En otros países la pesca al acecho es una especie de sub-modalidad de la pesca de la carpa muy extendida y practicada por muchos pescadores, exclusivamente o como complemento de la pesca tradicional en puesto fijo, la más conocida por todos nosotros. Pero el stalking o pesca de la carpa al acecho es una forma diferente de profesar la modalidad carpfishing, es un estilo que provoca verdadero entusiasmo a todo aquél que la practica.
PESCA AL ACECHO
Todos conocemos el significado de la palabra acechar, y literalmente la pesca a stalking consiste en eso, en acechar. La podríamos definir como una especie de juego de espías en el que debemos conseguir ver a nuestra presa sin que ella detecte nuestra presencia, como si nosotros fuéramos un comando de un solo guerrillero que prepara una emboscada al enemigo, solo que en este caso no existe enemigo alguno, sino, un audaz oponente de grandes instintos que es, la carpa.
La ejecución de una jornada de stalking, a grandes rasgos, podríamos decir que consta de tres fases fundamentales: La observación y localización, la aproximación, y la ejecución o pesca. Pero antes de hablar de las distintas etapas de una jornada de pesca al acecho, creo conveniente comentar características sobre los materiales más apropiados a utilizar en esta sub-modalidad de pesca de la carpa.
MATERIAL
Empecemos por la caña; realmente nos servirá cualquier tipo de caña de la que dispongamos, pero si analizamos detenidamente, y teniendo en cuenta que se trata de una pesca en la que tendremos que caminar en ocasiones largas distancias y en terrenos generalmente agrestes.
Llegaremos a la conclusión que la mejor opción será el uso de cañas ligeras como las telescópicas o las denominadas 3G en 9 o 10ft, porque verdaderamente se trata de una cuestión de peso.
Personalmente he utilizado en esta modalidad las cañas de 12ft que usamos habitualmente en nuestras sesiones y he podido comprobar que a parte de las dimensiones para transportarla, su longitud una vez montada es en muchas ocasiones un estorbo que no nos permite maniobrar holgadamente en muchos lugares, circunstancia que también me ha sucedido utilizando una caña telescópica muy ligera y fácil de transportar, sí, pero una vez desplegada detenta los mismos inconvenientes que las 12ft en dos tramos, y lo que es un beneficio para el transporte se convierte en un perjuicio para la movilidad. Por estas razones me decanto por utilizar cañas en 10ft, cañas que se sitúan en un punto medio entre las anteriormente citadas con respecto al transporte, pero sin duda alguna, se destaca en relación a la manejabilidad y maniobrabilidad en acción de pesca. Así pues, comparando las ventajas y desventajas de estos tres tipos de cañas, las de 9-10ft se alzan como las más idóneas para este tipo de pesca.
Seleccionada la caña más apropiada, nos toca elegir un carrete. En este sentido no hay ningún aspecto especialmente relevante que nos incline al uso de un tipo de carrete u otro, por lo que el único factor que podríamos sopesar sería el peso del mismo, pero siempre, eso sí, que se trate de carretes de contrastada resistencia. Yo he usado tanto carretes con baitrunner como sin él para mis jornadas de stalking, pero mi atención se centraba primordialmente en el conjunto, tratando de encontrar un buen equilibrio entre caña y carrete. Por lo demás, con ambos tipos de carretes me he sentido cómodo en acción de pesca y no puedo destacar uno sobre el otro, aunque al final me he decantado por usar carretes sin baitrunner exclusivamente por su menor peso, eso, y quizás también por un motivo de preferencia o manía personal que por diferencias entre los atributos de uno u otro tipo de carrete.
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Artículo completo publicado en la revista CarpMAG #5.
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